
El mundo moderno depende de muchos métodos de mecanizado. Pocos son tan conocidos o versátiles como Impresión 3d, que se encuentra tan comúnmente en los hogares como en los centros industriales. Puede crear piezas pequeñas, grandes, simples y complicadas, así como componentes opacos, translúcidos o transparentes.
El desafío de lograr la claridad
La diferencia entre translúcido y transparente es el grado de claridad. Los elementos translúcidos dejarán pasar algo de luz, aunque esa luz puede deformarse o doblarse (refractarse) y aparecer distorsionada. Sin embargo, algo transparente permite que la luz pase libremente sin causar ninguna distorsión. Como es de esperar, imprimir una parte translúcida es más fácil que imprimir una transparente.
La dificultad para lograr la claridad se debe al proceso de fabricación fundamental. La impresión 3D pertenece a la familia de la “fabricación aditiva”, lo que significa que crea por adición: apilando capa tras capa de material fundido hasta que se completa la pieza de trabajo deseada. Dado que una impresión puede comprender varias capas y pequeños espacios o bolsas, los rayos de luz que pasan a través y entre ellos se dispersan. El revoltijo fotónico resultante resta valor a la claridad de una construcción.
La impresión de piezas transparentes requiere algunos ajustes
Una forma de garantizar la transparencia, o al menos la translucidez, es a través de selección de materiales. Si usa una impresora 3D básica, los termoplásticos como PETG y PP ofrecen un gran potencial al tiempo que satisfacen otras necesidades, incluidas las propiedades mecánicas, el costo y las consideraciones de procesamiento posterior. Si usa una impresora PolyJet, generalmente más común en entornos industriales, las resinas son la mejor apuesta para la transparencia.
Una claridad excepcional requiere estrategias de posprocesamiento, como el tratamiento térmico. Sin embargo, muchos otros ajustes de impresión influyen, como el grosor, la altura de la capa, la tasa de extrusión, el porcentaje de relleno y la temperatura. Siempre hay un equilibrio delicado, ya que factores como la temperatura pueden mejorar la transparencia con el riesgo de quemar el material o crear burbujas en el interior.